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martes, 2 de junio de 2009

Entre el coraje y el miedo

"No se trata de cuántas veces hayas caído, sino de cuántas te hayas podido levantar". Con esta frase en mente, amanecí esta mañana. Y me llevó a reflexionar sobre la relación entre el miedo y el coraje, entre la innovación y la apatía.

Crecimos creyendo en cuentos de príncipes y princesas valientes, con coraje. Todos los cuentos de la infancia nos ayudaron a crear dentro nuestro personajes valientes, con coraje, decididos, que simplemente se dedicaban a hacer el bien.

La palabra "coraje" es contradictoria en sí misma, ya que por un lado significa tener una pasión por vivir y por el otro estar dispuesto a morir. La batalla entre coraje y miedo siempre tiene lugar en nuestras mentes, cuando dentro tuyo tienes un diálogo contradictorio que por un lado te dice:

- "No te arriesgues, no seas tonto, no te metas en algo que desconoces".

Y por el otro te dice:

- "Si lo que hay no te sirve, déjalo; da un paso adelante; cambia; atrévete no seas cobarde".

Pero nuestra educación nos lleva a pensar que es ser maduro y responsable jugar seguro. Justamente, es nuestra educación la que nos estanca, la que nos aleja de la innovación, del cambio, del paso adelante y por ende, de intentar perseguir nuestros sueños, sean estos personales, profesionales o empresariales.

Ayer, fui a una consulta privada con un médico. La cita la había pedido hacía un mes y medio. Cuando llegué, delante mío había ocho pacientes esperando. "El médico estaba retrasado". Luego de calcular que cada paciente le llevaba por lo menos 15 minutos, decidí que pagando la seguridad social y un seguro médico privado no me merecía tal falta de respeto. Pedí que me cambiaran la cita para otro día y la enfermera se molestó. Lo increíble del cuento es que ninguno de los otros pacientes pareció inmutarse. Pensé... seguramente pensaran que tengo razón, pero que "es lo que hay".

Plantearse que las cosas han de hacerse mejor y exigirlo es parte de ser responsable. Rebelarse contra lo "malo conocido" es parte de ser un ciudadano de un país desarrollado en 2009. Exigir calidad de servicio es nuestra responsabilidad, no solamente para nuestro propio bien, si no para el bien de la sociedad. Si seguimos permitiendo que las cosas se hagan mal o regular difícilmente saldremos adelante de la crisis que atravesamos. No podemos conformarnos con lo "malo conocido" porque hay que buscar lo "bueno por conocer". Pero para ir detrás de lo "bueno por conocer" es necesario tener coraje y dejar el miedo atrás.

¿Dónde quedaron los personajes que nos creamos en nuestras mentes? ¿Dónde está nuestro coraje y valentía para dar ese paso adelante?