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jueves, 8 de enero de 2009

El talento de los empleados: punto de partida de la innovación

Cada persona posee un talento natural que alineado con la función adecuada en el trabajo es un factor decisivo a la hora de aumentar la capacidad de innovación dentro de una empresa.

Las personas son quienes crean las políticas, los procesos y la estructura de las empresas, por tanto no es de extrañar, como ya dijo el fundador de Apple Steve Jobs, que la innovación no dependa del dinero, sino de las personas.

Una vez conocido cuál es el punto de partida de la innovación debemos saber cómo identificar a los talentos innovadores y canalizar su potencial hacia el área funcional más adecuada, y en este aspecto las preferencias cerebrales tienen mucho que decir.


Qué son las preferencias cerebrales

Si bien los seres humanos utilizamos la totalidad de nuestro cerebro, las áreas de éste que utilizamos de forma “preferente” ante diferentes situaciones establecen lo que se llama una “preferencia cerebral”. Estas preferencias explican las diversas maneras de percibir y asimilar la información, de tomar decisiones y solucionar problemas, que tiene cada persona. Conociendo las preferencias cerebrales de los individuos se puede entender por qué algunos destacan en determinados aspectos mientras que otros le suponen una complejidad mayor.

En función de la preferencia cerebral predominante, las personas se dividen en cuatro perfiles: innovadores, relacionales, planificadores y analíticos.

* El analítico requiere hechos para actuar y es realista, crítico y concreto.
* El planificador es adverso al riesgo, es previsor, organizado, pragmático, cuidadoso y siempre establece procedimientos de actuación.
* El relacional es sensible, emotivo, buen comunicador y sus pensamientos son bastante abstractos.
* El innovador tiene un pensamiento avanzado, intuye, especula, imagina, toma riesgos y busca soluciones específicas para problemas concretos.

Cada persona utiliza por lo menos un área preferencial más a menudo, sin embargo, la gran mayoría (el 70%) posee dos, y solamente un 20% trabaja con tres áreas cerebrales de forma preferente. El cerebro es flexible, por lo tanto un individuo puede desarrollar las áreas de su cerebro que no son las preferenciales. Los estilos y formas de aprender dependen mucho de la preferencia del cerebro de una persona. Por lo tanto, aunque no se puede afirmar que una persona tri-preferente sea más inteligente que una con una doble preferencia, podemos deducir que a más preferencias, más fácil y sencillo es el aprendizaje.

En busca del candidato ideal

Analizando los perfiles del cerebro junto con la naturaleza del trabajo y de las áreas funcionales, una compañía puede determinar si la persona tiene el perfil adecuado para un trabajo o función determinada para así obtener el máximo rendimiento del individuo y en definitiva incrementar la productividad de la empresa.

* El analítico es una persona cuyo puesto ideal se encontraría en Finanzas, Análisis, Tecnología u Operaciones.
* El planificador obtiene el mayor rendimiento trabajando en Producción, Operaciones, Administración, Gestión de Proyectos o Planificación.
* El relacional destaca en Comunicación, RRHH, Departamento Comercial o Atención al Cliente.
* El innovador se encuentra cómodo en Marketing, Innovación, Tecnología, I+D o Internacional.

Es cierto que no hay una preferencia mejor que otra, pero el estudio recientemente presentado Innovation X-ray sobre los factores que determinan la capacidad de innovación de una empresa, ha probado que los perfiles tri-preferentes (innovador, relacional y planificador) son los más eficaces para potenciar la capacidad de innovación de las empresas. Y la distribución ideal de talentos en una empresa debería ser la siguiente: 35% innovadores, 25% relacionales, 20% analíticos y 20% planificadores.

Hacer test de preferencias cerebrales

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